Prehistoria e Historia del Fútbol:
En
el Uruguay que hoy conocemos, el fútbol, cómo cualquier otro
deporte, ha tenido su historia, sus albores brumosos, sus comienzos
inciertos y cuestionados; además de la influencia del período
conocido como Modernización tan relevante para lograr su desarrollo
y perdurabilidad.
Para
poder describir esa historia deportiva tan característica de nuestro
país es necesario primero ubicar ciertos aspectos en la propia
historia de éste deporte. Así, no podemos dejar de lado, en primer
lugar, el origen del fútbol como tal, cuya fecha se remonta a
tiempos muy antiguos como veremos a continuación.
No
hay nada muy rotundo que se pueda decir de ese pasado, pero desde el
momento que se propinó una patada, no importa el motivo ni el objeto
pateado, se inició de una manera casi instintiva, que sólo la
evolución del hombre logra revelar, lo que hoy llamamos fútbol. Por
él han pasado culturas y generaciones a lo largo del tiempo, y en
todas ellas suele hablarse de dos grandes etapas: la prehistoria y la
historia del mismo. La llamada “prehistoria del fútbol” se
remonta a los orígenes del hombre mismo, mientras que la “historia”
data del momento en el que el juego pasa a ser institucionalizado
durante el siglo XIX.
Para
describir la primera, podemos decir que, la diferentes versiones que
se han dado a conocer se remontan al continente asiático en
principio, y en especial a las civilizaciones de la antigua China,
dónde probablemente tuvo epicentro este deporte. El juego nació
como un método de adiestramiento militar que llegaba a ser un
verdadero deporte de vida o muerte, dónde tenía consecuencias para
el capitán o jefe del equipo derrotado, que era castigado y fusilado
en público si su equipo perdía.
Documentos
eruditos como los de Tsao Tse y Yang Tse describen la existencia de
este juego desde el siglo III antes de Cristo. En esa antigua
civilización china, se le daba el nombre “Tsu-Chu”, y el mismo
era practicado tanto con las manos cómo los pies, de una manera más
o menos violenta, castigando al capitán del equipo perdedor como ya
mencionamos. Consistía en lanzar una especie de pelota (no se sabe
su material) hacia una red hecha con distintos materiales. El equipo
que más veces le acertara era el ganador. No se especifica en esos
documentos la cantidad de jugadores por equipo ni tampoco las veces
que podía lanzar cada uno.
El
juego chino pasaría luego a Japón, dónde surgiría en la era
medieval el llamado “Kemari”, que era más un juego de habilidad
y no con tanta brutalidad. Consistía en usar los pies, las rodillas
e incluso la cabeza para mantener la “pelota” bajo su dominio. El
objetivo del juego mantener la pelota en el aire pasándosela entre
los jugadores, evitando que el rival la tome en su poder.
Propio
de esa cultura de adiestramiento, surge en Corea el “Chukkuk”,
hace ya unos 1500 años, que consistía en mantener el balón en el
aire, pasándolo entre sus jugadores, el mayor tiempo posible. Se
consideraba como victorioso aquél equipo que tuviese la pelota en su
poder por un lapso más largo de tiempo. También era practicado por
los militares. Así, poco a poco, un nuevo juego, con variantes
específicas asociadas a cada cultura, se fue expandiendo por el
mundo.
En
el Mediterráneo se destacaron dos formas de juegos: el “Harpastum”
en Roma y el “Epislcyros” en Grecia, sobre el cual se tiene muy
poca información. El mencionado en primer lugar era disputado por
dos equipos en un terreno rectangular demarcado y dividido a la mitad
por una línea. Los jugadores de cada equipo podían pasarse un
pequeño balón entre ellos, y el objetivo era enviarlo al campo
contrario. Esta variante fue muy popular entre los años 700 y 800,
y a pesar de haber sido introducida en las Islas Británicas su
ascendencia hacia el fútbol actual es dudosa.
Ya
durante la época de los descubrimientos se comenzaron a conocer
deportes provenientes del “Nuevo Mundo”, a pesar de que en el
continente sudamericano ya se practicaban una serie de juegos
similares más que nada al fútbol de la antigua China.
Durante
la Edad Media, hacia 1170, se concibe la práctica de un “fútbol
medieval” por parte de jóvenes británicos y zonas cercanas. Así,
se concibe el registro más antiguo de una actividad similar al
fútbol, de la mano de un texto de William FitzStephen, donde
explicaba la realización de un juego de pelota (no se usaba la
palabra fútbol) practicado por los jóvenes londinenses.
La
violencia de estos juegos llevó a que Eduardo II de Inglaterra (Rey
en ese entonces) prohibiera el juego en 1314. Desde entonces los
juegos continuaron en forma ilegal.
En
Francia, comenzó a practicarse así, unos años más tarde e
influenciado por el juego londinense, el llamado “Soule” en
prados, bosques, landas y hasta las villas o estanques. El fin era
devolver el balón en un lugar indicado, el fogón de una casa por
ejemplo. En ciertos casos, hasta había que mojar el soule en una
fuente antes de alojarlo en la ceniza. El juego era pues sólo una
galopada inmensa entrecortada de peleas más o menos encarnizadas. El
instrumento de juego podía ser una pelota de cuero, una vejiga de
cerdo llena de heno, una pelota de tela o una bola de madera.
En
Italia se da comienzo a una variante del fútbol medieval llamada
“Calcio Florentino”, deporte más organizado y menos violento que
sus pares británicos. El deporte tuvo sus orígenes en Florencia en
el siglo XVI, siendo 1580 el año en que Giovanni Bardi presentó el
primer juego de reglas. Se jugaba con dos equipos de 27 jugadores
cada uno, y el objetivo era sumar más puntos que el equipo rival. Se
considera esto como el primer paso para un futuro reglamento que iba
a surgir recién hacia el siglo XIX en Inglaterra.
A
principios del siglo XIX, el ahora considerado deporte mundial, es
adoptado por los colegios ingleses, como ya mencionamos
anteriormente. Así, el juego mantuvo una popularidad progresiva.
Cada colegio tenía, además de sus equipos, sus propias reglas
características. Esta variedad habría de transformarse precisamente
en la manzana de la discordia. Mientras partidos y competencias
fueron dentro de cada institución, es decir internos, no surgieron
problemas. Pero bastó con que a los muchachos se les ocurriera
toparse con los de otro instituto, en luchas inter-escolares, para
que de inmediato nacieran serias dificultades sobre las reglas
aplicables. Por ello fue necesario intervenir, y en 1850 el Colegio
de Rugby inglés formuló una reglamentación provisora para dichas
competencias inter-escolares, que incluía el fútbol.
Se
continuó así hasta el 26 de Octubre de 1863, dónde en la Taberna
Queen Street de los francmasones londinenses, se reunieron
representantes de 12 clubes y decidieron formar un cuerpo de leyes
para éste deporte en especial, bajo el nombre de “Foot-ball
Asosiation”. La piedra fundamental del fútbol de hoy en día había
sido colocada.
Quedaron,
entonces, formalmente segregados “rugby” y “foot-ball”. El
primero se jugó con pelota ovoide, empleando las manos y los pies; y
el segundo con la pelota esférica, siendo permitido solamente el uso
de los pies con la excepción de un jugador, el “goal-keaper”,
que podía utilizar pies y manos. Posteriormente se fueron precisando
mayores diferencias, como la forma de los arcos, el número de
jugadores y posiciones, la elaboración de torneos internacionales,
entre otras; que en base a las nuevas ideas y movimientos surgidos en
el continente europeo se fueron proporcionando.
Una
vez establecidos estos parámetros y reglas, el fútbol, al igual que
otros deportes y movimientos, fue propagándose por el mundo.